La Iglesia cuida siempre con predilección las dos vidas: la de la mujer y la del niño por nacer.
La postura de la Iglesia Católica ha sido siempre muy clara con respecto al valor y cuidado de la vida. La dignidad del niño por nacer, como la de toda persona en cualquier circunstancia, es absoluta y no debe ser vulnerada por nada ni por nadie.
En este tiempo que nos toca transitar, las palabras y los gestos de la Iglesia Católica de Mar del Plata siempre han estado del lado del cuidado y la defensa de la vida de todas y todos. Ante cualquier situación de muerte por abusos y violencia de género, discriminación y exclusión, pobreza y marginación, enfermedad o cualquier otra realidad, el Evangelio de Jesucristo nos invita a la defensa y el cuidado de la vida, y así lo hacemos con convicción y actitud profundamente pacífica.
En la misma línea hoy, una vez más, dejamos en claro nuestra irrenunciable posición con respecto a cualquier legislación que legitime el aborto. La Iglesia cuida siempre con predilección las dos vidas: la de la mujer y la del niño por nacer.
El Papa Francisco nos recuerda con claridad y contundencia en Evangelii Gaudium 213: Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo.
Por eso, una vez más desde nuestra fe cristiana católica anunciamos y expresamos con pasión: la vida, siempre la vida.