En una mañana fría otoñal que se tornó cálida por la alegría espiritual, la comunidad del Colegio Fasta San Vicente de Paúl de Mar del Plata recibió con profunda emoción una reliquia del Santo Cura Brochero. Alumnos, docentes y padres se congregaron para recibir, de manos del obispo de Mar del Plata, monseñor Ernesto Giobando sj., este significativo signo de la presencia del santo cordobés, que quedará custodiado en la capilla del Colegio junto a la reliquia de Mama Antula, entronizada por el Obispo el año pasado.
«Hoy es un día de alegría para el Colegio», expresó monseñor Giobando, «porque hoy reciben un pedacito de la vida del Cura Brochero», explicando así el profundo significado que encierra una reliquia de un santo.
La actividad comenzó con una representación de la vida de Brochero por parte de alumnos de nivel primario, y siguió con la celebración de la Misa que presidió monseñor Giobando acompañado por el capellán del colegio, el sacerdote de FASTA Federico Rossini; el vicario episcopal de Educación, presbítero Juan Cruz Mennilli; el párroco de Santa Cecilia, presbítero Ezequiel Kseim, y el diácono Gabriel Filipe. En este importante acto estuvieron presentes la Apoderada Legal del Colegio, Miriam Grassich, el Director General de la Red Educativa Fasta, Juan Manuel del Valle, el Rector de la Universidad Fasta, Juan Carlos Mena, junto a otros miembros de la comunidad educativa y fieles.
San José Gabriel del Rosario Brochero, conocido popularmente como el «Cura Brochero» o el «Cura Gaucho», nació en Villa Santa Rosa, Córdoba, el 16 de marzo de 1840. Fue un sacerdote diocesano que dedicó su vida a la evangelización y al servicio de los más necesitados, especialmente en la vasta y remota región de Traslasierra.
Montado en su mula «Malacara», recorrió incansablemente los caminos, llevando el Evangelio y promoviendo el desarrollo integral de las comunidades. Construyó iglesias, escuelas, caminos, y gestionó la llegada del ferrocarril, buscando siempre mejorar la calidad de vida material y espiritual de sus fieles. Su cercanía al pueblo, su lenguaje sencillo y su entrega generosa lo convirtieron en un pastor amado y respetado. En sus últimos años, contrajo lepra, enfermedad que lo dejó ciego y sordo, pero que no disminuyó su espíritu de servicio. Murió en Villa del Tránsito (hoy Villa Cura Brochero) el 26 de enero de 1914.
El Cura Brochero fue canonizado en Roma por el Papa Francisco el 16 de octubre de 2016, convirtiéndose en el primer santo nacido y fallecido en Argentina. Su vida ejemplar y los milagros atribuidos a su intercesión fueron reconocidos por la Iglesia, elevándolo a la gloria de los altares como un modelo de pastor con «olor a oveja», cercano a su pueblo y comprometido con su bienestar integral.