El padre obispo Gabriel envió un mensaje a los presbíteros, diáconos, consagrados y laicos animadores de comunidades, pastorales, educativas, y de servicios, organismos y movimientos de la Diócesis de Mar del Plata, animándolos a hacer una acción pastoral creativa, usando las herramientas digitales y presenciales que sean posible para sostener la vivencia, transmisión y compromiso de la fe.
A continuación te dejamos el texto del mensaje completo:
“¡Ánimo, levántate! Él te llama” (Mc 10,49)
Queridos hermanos presbíteros, diáconos, consagrados y laicos animadores de comunidades, pastorales, educativas, y de servicios, organismos y movimientos de la Diócesis de Mar del Plata:
Espero que estén muy bien, aún en medio del tiempo de incertidumbres que seguimos transitando. Agradezco profundamente la entrega generosa de cada uno en el servicio a los hermanos, que han mantenido por casi ya un año en estas circunstancias complejas e inéditas. A la luz de la Palabra de Dios me dejo interpelar por el sustantivo “ánimo” que algunos de la multitud le dicen a Bartimeo: “¡Ánimo, levántate! Él te llama” (Mc 10,49). Dar ánimo, animar, ayudar a levantarse en nombre de Cristo, es una categoría que define muy bien nuestro servicio de animación pastoral como laicos, consagrados y ministros de Dios. Nos conecta directamente con la acción misteriosa del Espíritu Santo, que infunde su aliento en nuestras almas para animarnos a ser fieles discípulos misioneros de Jesús, en comunión con su Iglesia: ¡Caminemos juntos en la audacia del Espíritu!
Seguimos en tiempo de pandemia. Es esencial procurar los cuidados sanitarios que en cada jurisdicción y en cada momento particular se nos vayan señalando. Sin embargo, a la luz de la experiencia que vivimos los meses pasados, hemos ido descubriendo que no solo puede dañarnos el virus, sino que también lastiman la soledad, la falta de contacto, de afecto y de comunicación más directa con Dios y con las personas que amamos. Todo esto afecta el ánimo de muchas personas. Es frecuente encontrar niños, adolescentes, jóvenes, adultos, y adultos mayores, desanimados, por los diversos efectos de la pandemia. En muchos casos además, se suman situaciones de pobreza, exclusión y marginación social.
Jesús ve nuestras necesidades, por eso, superando la apatía nos invita a levantarnos. Siguiendo su estilo, en nuestro servicio de animación pastoral, estamos llamados a combinar los buenos elementos de la cultura digital con los necesarios espacios de encuentro comunitario presencial, que hacen a nuestra identidad eclesial y que tanta falta nos hace como pueblo.
Desde el primer momento de la pandemia, y durante todo el tiempo, con la entrega generosa de muchos voluntarios, hemos mantenido nuestros diversos servicios de caridad a los hermanos más necesitados, y, con la ayuda de Dios, lo seguiremos haciendo. También, desde el inicio, mantuvimos nuestras celebraciones cultuales y la catequesis a través de formatos digitales y otros medios. Luego, con
el correr de los meses, comenzamos las celebraciones litúrgicas y sacramentales en nuestros lugares de culto de forma presencial según los aforos señalados. Ahora, como parte de nuestro servicio de animación pastoral tenemos que seguir proyectando con mucha creatividad y equilibrio la evangelización y la catequesis junto con el desarrollo de otros grupos de nuestras respectivas comunidades. En diálogo sinodal con los COPAPA, los equipos de conducción o el respectivo ámbito eclesial de comunión y participación de cada grupo, es preciso que busquemos los caminos posibles para generar los tan necesarios espacios o lugares de presencialidad para la vivencia, transmisión y compromiso de la fe.
No es mi intención establecer ninguna pauta concreta. Respetando las disposiciones vinculantes de las autoridades sanitarias según el desarrollo de la pandemia en el tiempo y en cada lugar específico de nuestra Diócesis, quiero animarlos para que, en clave de creatividad y equilibrio, busquen alternativas concretas para garantizar la mayor presencialidad posible para el culto y la vida sacramental, para la evangelización y la catequesis, y para todos los servicios de caridad y acompañamiento. Pienso en el uso del espacio al aire libre, mientras el clima lo permita. Pienso también en los lugares amplios que tienen algunas comunidades: salones parroquiales, los SUM, gimnasios, tinglados, etc. Incluso, si fuera necesario y con el debido cuidado, el uso de nuestros templos para la catequesis, especialmente de los niños y jóvenes, y otros grupos de las comunidades si no hubiera otra alternativa.
Renuevo mi agradecimiento por el servicio generoso y entregado de este tiempo. Que la palabra “ánimo” acompañe nuestro servicio dejándonos animar por el Dios Uno y Trino, y así ir animando a nuestro pueblo a levantarse y renovar la fe, la esperanza y la caridad, como nos pide el querido Papa Francisco en el Mensaje de Cuaresma 2021.
Que la intercesión de la Virgen Madre y de San José nos anime siempre para salir creativamente a pastorear nuestras comunidades en este fecundo tiempo que Dios nos regala.
“¡Ánimo, levántate! Él te llama” (Mc 10,49).
Con mi bendición de padre, hermano y amigo.
+Padre obispo Gabriel Mestre
Lunes 22 de febrero de 2021
Diócesis de Mar del Plata – Argentina